Vi esta imagen y me pareció genial, me gustaría comentar al respecto.
Para ello, creo es importante entender el funcionamiento del cerebro, ese maravilloso órgano que nos distingue como seres racionales.
Sí, racionales, pese a que la imagen tiene un alto contenido emocional o más bien dicho de Inteligencia Emocional.
Inteligencia es la capacidad de aprender, entender, razonar, decidir, actuar y crear una imagen de la realidad. Si esto lo llevamos a lo emocional es: aprender de la emoción que siento, entenderla, razonar lo que significa y lo que gatilla en mí, decidir y actuar con consciencia en base de lo que entiendo de esa realidad.
Veamos en tres pasos la analogía con el semáforo, con el antecedente que tengo prisa porque estoy tarde (como siempre): 1. La luz cambia a amarillo y estimula mi actuar. Sé que significa que tengo que parar cuando cambie a la luz roja. Puedo tener algunas alternativas de pensamiento inconsciente: piso el acelerador a fondo y dejo que la bestia irracional que hay en mí se haga cargo de la situación (consecuencias puede ser no pasa nada - aunque no estuvo bien; me paró el policía porque ya me pasé en rojo; o, me choqué, M...!). Esto se llama secuestro emocional, donde nuestro cerebro reptil toma el mando. 2.- La luz cambia amarillo, siento mi urgencia porque tengo prisa. Sin embargo entiendo que acelerar no es la respuesta consciente y racional que me va a solucionar mi retraso y paro. Me hago cargo de mi emoción, razono que lo correcto no es dejar que la bestia se haga cargo ya que, con frecuencia, la embarra. 3.- La luz ya está en rojo, eso me da tiempo para pensar. Me doy cuenta que no hubiera resuelto nada y que más bien, este tiempo me da espacio para pensar qué puedo hacer para remediar el hecho de estar tarde. Tal vez veo en Waze rutas menos congestionadas o llamo a disculparme por el atraso. No importa realmente, lo que vale es pensar que pude actuar impulsivamente llevado por mis emociones pero al pasar por un proceso racional me permití parar, pensar y actuar con consciencia e integridad. La luz amarilla es como los consejos de mi abuelita: muérdete, cuenta hasta 10, consúltalo con la almohada. 3.- La luz se pone en verde. Ya sé que hacer, ya tengo soluciones y alternativas de cómo actuar con consciencia racional. Hago las cosas bien y posiblemente, si realmente he hecho consciencia de lo que ha pasado, logro tener un aprendizaje para el futuro. Sal más temprano y actúa con racionalidad. Un semáforo sin las 3 luces, no es un semáforo. De igual manera un ser no es sólo racional, no existe la racionalidad sin emocionalidad. Hay que aprender a controlar los impulsos, los pensamientos y las reacciones reptilianas. Para ello, hay que conocernos en nuestra emocionalidad, entender porque sentimos lo que sentimos, qué me están pidiendo las emociones, qué estoy llamado a hacer. OJO, pon atención al semáforo en la vida, está en todas partes y cuando no le vemos y pasamos ciegos... ahí están los accidentes!
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